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EL HOSPITAL ABANDONADO
Pasaban los primeros días del mes de octubre y nos embargaba la emoción por una gran celebración como lo era el Aniversario #12 de Radio Mazz. Cosa extraña, se realizaría una fiesta exclusiva en un lugar algo diferente, pero, sonaba muy llamativo y algo divertido, gracias a viejas historias que allí pasaron. Era en El Viejo Hospital de la ciudad, un lugar abandonado, pero en extrañas buenas condiciones. La gran idea de Riggo y Suavecita era realizar una carrera de observación donde cada punto tendría un premio o castigo y, al llegar a la gran aula de reuniones, se llevaría a cabo lo encontrado en cada estación. Se escuchaba muy divertido, la verdad, así que me apunte para asistir.
Llego el último sábado de octubre así que salimos en un bus donde uno a unos nos recogían. La anfitriona era Suavecita que, con su enorme alegría, nos daba las instrucciones para el evento.
Cuando terminaron de recoger los invitados, éramos 31 en total, nos desplazamos para el lugar. Un sitio a las afueras de la ciudad rodeado de un hermoso cerco de árboles frutales y flores hasta donde lo recordaba, llegamos a eso de la ocho de la noche y en la entrada nos esperaba Johan y Ariana, quienes nos vendaron los ojos como parte de la actividad.
Nos llevaban por diferentes caminos y nos entregaban un papel y una linterna.
A mi lado estaban dos compañeras más, tomamos la decisión que una llevaría las instrucciones y otra iluminaria el camino. Todo estaba en un silencio paralizante, vimos la primera puerta y allí vimos un pequeño cofre de madera, al abrirlo, wao un sobre con la palabra “PREMIO”, muy contentas lo guardamos y continuamos. Unos pasos más adelante vimos a una mujer vestida de blanco y sí, era una enfermera, nos acercamos a ella y le preguntamos hacia dónde debíamos continuar. Ella, con su mirada fija en el piso, nos dijo “es mejor que regresen por donde llegaron es por su seguridad”. Por un momento nos extrañaron las palabras de la mujer, pero luego nos miramos y dijimos “debe ser alguien del equipo para asustarnos”, así que continuamos.
Debíamos llegar a el área demarcada con el nombre de “La Doctora Loca”, sí, pensamos igual, ¡que nombre tan tonto!
En la entrada de esta área un letrero decía “POR FAVOR, TENGAN CUIDADO, ESTA ÁREA ES DE ALTOS NIVELES DE ENERGÍA PARANORMAL”. Seguimos de manera ingenua asumiendo que cada cosa que encontrábamos hacía parte del juego. Se escuchó un grito agudo espeluznante que nos sobresaltó, reímos pensando que alguien más se había asustado con algo, sonó una puerta cerrarse tras de nosotros, el corazón estaba a mil por hora, una de las chicas dijo “no yo no puedo más me regreso y pierdo lo ganado mejor”.
Intentamos detenerla, pero, se perdió en la obscuridad del pasillo sin mirar atrás.
Continuamos, una pequeña luz parpadeaba, nos acercamos, era una pequeña linterna que nos habían entregado, al recogerla, estaba con sangre y al ver más de cerca, un rastro de gotitas de sangre mostraba un camino. Lo seguimos, ¡de repente! La enfermera que habíamos visto nos dijo “NO, POR FAVOR, NO ENTREN ALLÍ, SI LO HACEN SE ARREPENTIRÁN”, en ese momento sentí miedo, la verdad, pero mi compañera decidió continuar. La seguí un poco más atrás con mi otra acompañante, de repente, se abrió una puerta que decía “quirófano” y salió una mujer vestida de médico cubierta de ropas de cirugía, manchada de sangre, con una voz fría y pausada dijo “LA CIRUGÍA FUE UN ÉXITO, LA EXTRACCIÓN DE EL TUMOR FUE PERFECTO" y luego una aterradora carcajada se escuchó, me paralicé cuando la puerta cerró y todo nuevamente en silencio… Tomamos fuerza y entramos. Vimos algo cubierto con una sábana y al descubrirlo gritamos, pues era la joven que se regresó porque tenía miedo, la tocamos, sí, estaba muerta y su abdomen abierto sin nada adentro.
Salimos corriendo sin un rumbo fijo y poco más adelante encontramos a un niño pequeño que lloraba en una esquina. Me acerqué preguntándole ¿qué había pasado? y el peque levantó su cara. De lo que no puedo olvidar, sus ojos totalmente negros, como si fueran vacío y su pequeña voz rechinante me dijo “TU QUIERES SER MI MAMI POR FAVOR”. Yo caí para atrás y respondí; ¿y la tuya dónde está?
Cuando pregunté, sentí una mano helada sobre mi hombro y escuché “POR FAVOR DIRÍJASE A LA SALIDA, TENEMOS PROBLEMAS DE SEGURIDAD”.
Giré para ver quién era, sí, alguien vivo pensé. Era Pepe quien me indicaba que las cosas se salieron de control y que los participantes habían salido ya. Le dije; “Sí déjame ayudar al niño”.
Al regresar mi mirada, ¡no había nadie!
Y me levanté para seguir a mi guía y tampoco estaba. Tomé mi linterna y creí estar regresando por el camino de llegada, pero, me encontré con un extenso pasillo con varias puertas, sí, como un área de hospitalización. ¡Valla sorpresa! llegué a un área de psiquiatría. Se sentía un ambiente muy hostil, cargado de una fuerte energía negativa. Pensé que había perdido a mis compañeras de camino, pero no, afortunadamente corrieron tras de mí.
Estas puertas estaban en las instrucciones que ya teníamos, iniciamos a abrir una a una las puertas. Cuartos vacíos, algo empolvados con telarañas, una de estas estaba cerrada ajustadamente, la empujamos y al abrirla salió un llanto como el de una mujer que solo decía “AYÚDENME, NO QUIERO ESTAR AQUÍ, CRÉANME, NO ESTOY LOCA, YO NO LO HICE” con las linternas alumbramos aquella habitación obscura y vimos la imagen de una mujer vestida con una batola larga y su cabello, desarreglado, cubría su rostro. Quería que la soltáramos, Ana se acercó para soltarla y ella solo repetía “NO FUI YO FUE ELLA, ELLA ME LO QUITÓ Y ME ENCERRÓ”. Lo decía y otra vez preguntamos; ¿quién y qué le había quitado?
Cuando Ana terminó de soltarla, esta mujer salió corriendo y nosotros tras ella, nuevamente la enfermera nos interrumpió y nos dijo; “NO SABEN LO QUE ACABAN DE HACER” y se desapareció.
No sabíamos que pasaba, en ocasiones creíamos que era parte del juego y otras el terror nos llenaba el cuerpo.
Una luz se acercaba a nosotras, sentíamos algo de tranquilidad, pero, ¡de repente! ¡todas las luces se apagaron! Las linternas dejaron de funcionar y escuchamos pasos acercándose y alguien corrió en un momento y escuchamos a Ana gritar; “¡¡SUÉLTAME, SUÉLTAME!!, ¡¡DÉJAME EN PAZ!!”. Nos tomamos de la mano muy asustadas y, puf las linternas se activaron, Ana desapareció y no sabíamos que había pasado. La llamábamos y escuchamos un pequeño susurro que nos decía; “por favor regresen no continúen” y otra voz se escuchó “ayúdenme, me duele” era la voz de Ana tras una puerta.
Corrimos para ayudarla, al abrir la puerta, ¡aterradora sorpresa nos llevamos! Ana amarrada de pies y de manos con una especie de mangueritas conectadas a su pecho por donde se veía salir sangre con unas máquinas extrañas. De repente, tras nosotras, sentimos a alguien, la doctora que habíamos visto nos dijo:
“Me alegran que entraran por su cuenta las estábamos esperando”.
La verdad sentí la muerte frente a mí, queríamos gritar, correr, pero nuestros cuerpos estaban estáticos, mi sangre la sentía como témpanos de hielo y solo pensaba; ¡no quiero morir así, ayúdame, Padre Santo!
Suspiré para tomar fuerzas y entré en esa habitación, cerramos la puerta con todas las fuerzas e intentamos ayudar a Ana, pero, si la desconectamos, su corazón dejaría de latir y al quitar esas mangueras se desangraría. Le dijimos calmándola, espéranos aquí, regresaremos por ti. Ella asistió con su cabeza, todo estaba en silencio, entonces, salimos de la habitación, cuando vimos atrás, una de esas máquinas cubrió el rostro de ella y vimos como sacaban sus ojos de las órbitas.
Gritamos con todas nuestras fuerzas y la puerta se cerró herméticamente, nos sentimos culpables y caímos llorando al suelo escuchando los aturdidores gritos de ella adentro de esa habitación.
Con el alma y el corazón pendiendo de un hilo vimos a la distancia a Lucecita en la entrada del salón y Aleja, a Nena, además de Miguel, ¡TODOS ENTUSIASMADOS! pues éramos las dos primeras en llegar.
Nosotras ingresamos a un majestuoso salón decorado para la ocasión y nos arrodillamos a llorar exhaustas y aterradas de la horripilante noche que habíamos vivido.
Ellos, no sé si inocentes de lo ocurrido o conocedores de los hechos, nos daban la bienvenida…
Pero, esta noche aterradora:
¡¡JAMÁS PODREMOS OLVIDARLA!!
EN EL 12° ANIVERSARIO DE RADIO MAZZ…
Aun me pregunto… ¿será que ellos tenían todo así dispuesto para esa aterradora noche en EL HOSPITAL ABANDONADO?
Será algo que me preguntaré siempre… mientras los escucho…
Por
LILIANA RODRÍGUEZ
“LA ENFERMERA”
FIN
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