* * * * * *
Hola, qué tal, soy Nena Kanija y quiero compartir con ustedes esta anécdota navideña.
Y aprovecho para desearles una muy hermosa y bendecida Feliz Navidad y un excelente Prospero Año Nuevo en compañía de su familia y seres queridos.
Era un 24 de diciembre del año 2003, ya todo estaba listo y preparado para la “arrullada” del niño dios, romper una piñata, abrir los regalos, hacer un brindis y después pasar a la cena familiar.
Terminando de arrullar a los 7 niños dios que tenemos en la familia, ya nos metimos a mi casa, que es su casa jeje, y empezamos a colgar la piñata para romperla en el patio. En eso, pasamos uno por uno a pegarle con los ojos vendados, llegó el turno de mi mamá, pero, mi padrino “le hizo la maldad” de acercarla a una maceta que estaba colgada en la pared, y le dijo -comadre aquí está la piñata pégale fuerte ehh- y todos empezamos a cantarle…
¡” Dale, dale, dale no pierdas el tino porque si lo pierdes, pierdes el camino, ya le diste uno, ya le diste dos, ya le diste tres y tu tiempo se acabó”!
Mi mamá le empezó a pegar a la maceta y nosotros, entre cantando y gritando, abajo, arriba, atrás, le pegó a la piñata.}
Cuando terminó su tiempo se quitó la bufanda que le pusieron tapándole los ojos, y se dio cuenta que había estrellado la maceta, entonces mi mamá dijo:
¡Ay nooo mi maceta!
En eso pasó mi hija…
Cabe recalcar que tenía 3 años mi nena, así que no le vendaron sus ojos, y como vio que su padrino llevó a mi mama a pegarle a la maceta, ella hizo lo mismo y de un golpe que le dio con el palo, rompió la maceta de mi mamá.
Pero fue muy gracioso porque no imaginamos que fuera hacer eso y que alcanzara a pegarle, así que todos sorprendidos y entre risas le dijimos a mi padrino -uyy ya se endrogó con la maceta de mi mama-, y él dijo: -Pues ya ni modo tendré que comprarla, así que ya no hay que poner las macetas colgadas, porque las confunden con piñatas-.
Refiriéndose a lo que hizo mi hija, pasamos un rato muy agradable.
Después entramos todos a la sala y empezamos a abrir los regalos del intercambio que hicimos, y el brindis…
Cada uno dijo unas palabras y a desearnos buenas vibras.
Ya por último cenamos todos y terminado de cenar empezó el baile y no puede faltar un buen “tequilita” o un rico ponche para seguir conviviendo con la familia en nochebuena y víspera de Navidad.
Esa fue la última Navidad que pasamos juntos, porque al siguiente año falleció mi padrino, Juan Esteban, que era como un padre para mí, así que esa fecha la atesoro demasiado y la llevo muy dentro de mi corazón.
Sigamos valorando, disfrutando y conviviendo con la familia en estas fechas de paz y amor.
Vivirlas al máximo para poder recordarlas y llevarlas en el corazón por siempre.
¡Felices Fiestas!